La industria del tabaco está viviendo una transformación sin precedentes. Cada vez son más los documentos basados en la ciencia que respaldan las alternativas libes de humo. Los países adaptan su regulación hacia enfoques de reducción de daños.
Las estrategias de reducción de daños se vienen utilizando de hace décadas en el ámbito de la salud pública y en otras áreas de las políticas públicas con el objetivo de mitigar los efectos adversos que ciertas actividades generan. Cuando se analiza la industria tabacalera, no cabe duda de que el objetivo de toda política pública relacionada al tabaco es que los fumadores dejen de serlo. Sin embargo, los datos y la experiencia demuestran que muchos a pesar de intentos y terapias, simplemente no quieren dejar de fumar.
Ante este contexto, en el cual la Organización Mundial de la Salud sostiene que para 2025 continuará habiendo la misma cantidad de fumadores que hoy en día si no hay cambios importantes, hace ya varias décadas que comenzaron a diseñarse alternativas que a través de la tecnología eliminan la combustión, ya que es la combustión el principal problema y principal causante de las enfermedades relacionadas con el tabaco, a diferencia de lo que muchos creen. Año a año estas alternativas se afianzan a partir de una mayor evidencia científica y regulaciones basadas en las recomendaciones.
El Reino Unido es un caso de estudio para muchos. Las autoridades del país establecieron como objetivo convertirse en un país libre de humo para 2030, apoyando las alternativas libres de humo frente al cigarrillo convencional. En este sentido Public Health England (PHE) -la autoridad sanitaria del país- publicó su Séptimo Reporte Independiente sobre el vapeo en Inglaterra. En él asegura que los dispositivos electrónicos que brindan nicotina al consumidor sin generar combustión pueden jugar un papel crucial en reducir la carga que el tabaquismo genera sobre el sistema sanitario. El informe también hace énfasis en la necesidad de difundir y acercar a los consumidores la evidencia científica sobre las alternativas de riesgo reducido para que puedan considerar todas las opciones disponibles.
En el reporte publicado por PHE, el profesor Ann McNeill del King’s College London expresa su preocupación sobre el acceso a información veraz y exacta por parte de los consumidores: “Lo que es preocupante es que los fumadores, especialmente los de grupos menos privilegiados, creen cada vez más y de forma incorrecta que vapear es tan dañino como fumar. Esto no es cierto y significa que menos fumadores intentan vapear frente a fumar”. Como complemento, Michelle Mitchell, CEO de la organización Cancer Research UK asegura que “La investigación hasta ahora muestra que vapear es menos dañino que fumar tabaco y, como enfatiza este informe, puede ayudar a las personas a dejar de fumar”.
Regulaciones basadas en evidencias científicas
Hay un grupo de países que generan regulaciones alternativas para darles respuestas a los adultos fumadores que de otra forma continuarán fumando. En este sentido, Estados Unidos ha emprendido el mismo camino iniciado por Reino Unido en cuanto la adaptación y modernización de su política contra el tabaquismo. En agosto de 2017, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) lanzó un plan integral de mejora de la salud pública basado, por un lado, en incrementar la prevención del consumo de cigarrillos y, por otro, en asegurar que los fumadores adultos tengan acceso a productos alternativos y de menor riesgo.
El 7 de julio pasado, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) aseguró que el sistema de tabaco calentado IQOS, producto de Philip Morris, reduce la exposición de los fumadores a las toxinas producidas por los cigarrillos. En 2019, el organismo ya había autorizado el producto para ser comercializado en los Estados Unidos, considerando que es apropiado para la protección de la salud pública.
IQOS, el dispositivo electrónico que calienta tabaco
Philip Morris Internacional, compañía líder a nivel global, anunció en 2016 su compromiso para crear un futuro libre de humo y finalmente reemplazar a los cigarrillos con productos libres de humo para el beneficio de adultos fumadores que de otra forma seguirían fumando. Hace más de 10 años la organización inauguró un centro de Investigación y Desarrollo donde cientos de científicos, ingenieros y expertos trabajan en el desarrollo y la evaluación de productos libres de humo.
La compañía lanzó en 2015, el dispositivo electrónico IQOS que calienta el tabaco a una temperatura lo suficientemente alta (a un máximo de 350°C) para liberar un vapor que contiene nicotina sin crear combustión, fuego, ceniza ni humo. Ya que el tabaco es calentado y no quemado, los niveles de componentes nocivos se reducen significativamente a comparación con el humo del cigarrillo.
En 2020, la FDA concluyó que la evidencia científica disponible demuestra que se espera que IQOS beneficie la salud de la población en conjunto, teniendo en cuenta tanto a los consumidores de productos de tabaco como a las personas que actualmente no utilizan productos de tabaco.
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