noviembre 15, 2025

La minería podría quintuplicar sus exportaciones de la mano del litio y cobre: u$s25.000 millones en 2033

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BBVA Research proyecta que, con reglas estables y la ejecución de su cartera de proyectos, la minería podría superar los u$s25.000 millones anuales en exportaciones hacia 2032/2033.

El último Informe de Situación sobre minería de BBVA Research sostiene que la minería argentina está ante una oportunidad histórica: si se concreta la cartera de proyectos y se mantiene un marco macroeconómico y regulatorio estable, las exportaciones mineras podrían multiplicarse por cinco y superar los u$s25.000 millones anuales hacia 2032/2033. El informe, presentado por BBVA Research, coloca al litio como el motor de corto plazo y al cobre como la gran oportunidad de la segunda mitad de la década, con potencial para convertir a la actividad en uno de los principales pilares exportadores del país.

El diagnóstico es claro: hoy la minería pesa menos del 1% del PBI y aporta menos del 6% de las exportaciones, pero la Argentina dispone de “una de las carteras de proyectos más relevantes del mundo” y una ventaja geológica significativa en minerales críticos para la transición energética. En concreto, BBVA proyecta que el país podría suministrar hasta 20% de la oferta global de litio hacia 2033, y que el litio ya representó cerca del 14% de las exportaciones mineras en 2024; mientras, la materialización de grandes proyectos cupríferos permitiría que las exportaciones de cobre superen los u$s11.000 millones anuales hacia 2033.

La escala de inversión requerida es ambiciosa: los principales proyectos de cobre en cartera implican una inversión estimada cercana a u$s35.000 millones, muchos de ellos candidatos al Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI). Ese volumen de capital, combinado con las demandas de infraestructura, energía y logística, explica por qué los analistas subrayan que el desafío es tanto técnico como institucional: no basta con recursos geológicos; hacen falta reglas claras, seguridad jurídica y proyectos de infraestructura a la altura.

BBVA Research modela escenarios donde, con políticas estables, el país logra un salto exportador que además genera empleo de calidad. El informe destaca que la minería puede convertirse en el tercer complejo exportador de la Argentina hacia 2035, casi al nivel del agro y los hidrocarburos, siempre que se atiendan dos cuellos de botella críticos: la gobernanza de permisos ambientales y la infraestructura energética y vial necesaria para los grandes proyectos cordilleranos.

Potencial minero de talla mundial: la hora de convertir recursos en desarrollo

Según el informe de BBVA Research, el país cuenta con un potencial minero de clase mundial que, hasta ahora, estuvo en gran parte subexplotado; hoy, sin embargo, se combina con un contexto internacional favorable y un entorno regulatorio que busca catalizar inversiones a gran escala.

En metales preciosos, provincias como San Juan y Santa Cruz concentran depósitos de relevancia internacional: yacimientos como Veladero, Cerro Vanguardia y Lindero ejemplifican la robustez del subsuelo argentino, donde los descubrimientos y las ampliaciones de recursos se suceden en un momento de precios internacionales elevados. Esa dinámica refuerza la percepción de Argentina como un territorio con potencial extractivo sostenido.

El capítulo del cobre aparece como la gran oportunidad de la próxima década. El país alberga proyectos de escala global –Los Azules, Taca Taca, El Pachón y Vicuña (Josemaría y Filo del Sol)- que, en conjunto, contienen recursos por decenas de millones de toneladas. Aunque la explotación cuprífera masiva aún no se ha materializado en Argentina, la geología local es comparable a la de grandes distritos vecinos y coloca al país en la primera línea de desarrollo cuprífero a nivel mundial.

En paralelo, Argentina integra el conocido Triángulo del Litio con Chile y Bolivia y concentra una porción significativa de los recursos salinos del planeta. Las provincias de Jujuy, Salta y Catamarca sostienen proyectos de referencia -Olaroz, Fénix, Cauchari- y una lista creciente de desarrollos en etapa avanzada. La combinación de salmueras de alta calidad, menores impurezas y costos competitivos ha colocado a la Argentina como tercer productor mundial de litio y con elevado potencial de escalamiento.

La fortaleza del país no es sólo geológica: el informe subraya que la ubicación en la porción oriental del Cinturón Andino y la coexistencia de yacimientos de oro, plata, cobre y litio dotan al país de una ventaja estratégica para abastecer la demanda global ligada a la transición energética. Pero esa promesa requiere traducirse en proyectos financiables, con marcos regulatorios claros y capacidad logística.

Un capítulo relevante del análisis aborda la Ley de Glaciares: la normativa no prohíbe la actividad minera, pero la delimita territorialmente y exige estudios técnicos y ambientales rigurosos para garantizar que los proyectos no afecten glaciares ni sus entornos. Ese requisito elevó estándares y tiempos de evaluación, incrementó costos y complejidad administrativa; sin embargo, también empujó a la industria hacia prácticas más transparentes y tecnológicamente avanzadas -con monitoreo ambiental, gestión hídrica trazable y operaciones de menor impacto- que hoy forman parte del discurso productivo.

Los desafíos pendientes para la minería

El desafío, concluye BBVA Research, no se reduce a elegir entre crecimiento y preservación: reside en construir una minería compatible con el agua, el ambiente y el futuro energético del país. La pregunta operativa para las próximas etapas es cómo convertir reservas geológicas excepcionales en inversión real: eso exige políticas públicas coherentes, seguridad jurídica, infraestructura -energía, caminos y puertos- y programas de formación para capturar el valor agregado local.

Si se alinean condiciones macro, regulatorias e institucionales, la minería tiene la capacidad no sólo de aumentar su participación en la economía nacional, sino de convertirse en un pilar clave de exportaciones y empleo en la próxima década, aportando a la transición energética global desde la región andina.

La lectura del informe confirma lo que vienen reclamando provincias y empresas: precisión normativa y coordinación federal. En la práctica, los inversores exigen definiciones sobre la Ley de Glaciares, marcos de aplicación provinciales y velocidades de trámite compatibles con horizontes de inversión de décadas. El RIGI y la reciente intensificación del diálogo con mercados internacionales (roadshows, mesas sectoriales y acuerdos con bolsas) son pasos en la dirección correcta, pero aún no alcanzan para transformar promesas en minas operativas.

Otro punto clave del informe es el papel del valor agregado local y la cadena de proveedores: la explotación responsable puede generar encadenamientos productivos y empleo en regiones con alta ruralidad, siempre que las decisiones públicas impulsen capacitación técnica, apoyo a proveedores locales y condiciones fiscales estables.

La lección final del estudio es dual: la Argentina tiene la reserva y la demanda global la está buscando; pero para ganar la carrera por capitales y mercados hay que ofrecer proyectos competentes y previsibles. Si se alinean políticas públicas, financiamiento y mejoras de infraestructura, el país no sólo podrá quintuplicar sus exportaciones mineras, sino también transformar esos ingresos en desarrollo regional y divisas estables para la economía nacional.