
Corrientes habría dejado una enseñanza simple y brutal: cuando el territorio pide alianzas y la Casa Rosada responde con candidatos puros, la aritmética se desarma. El oficialismo provincial cerró la faena con holgura y Juan Pablo Valdés sucedería a su hermano, empujado por una marca que todavía enhebra identidad, gestión y máquina. Con el 100% escrutado, Vamos Corrientes rondaría el 52%, Tincho Ascúa quedaría cerca del 20%, Ricardo Colombi alrededor del 17% y La Libertad Avanza caería al cuarto lugar con apenas un 9,5%. Números que, fríos como son, describen mejor el mapa que cualquier discurso.
El detalle no menor es que LLA habría rechazado sellar un entendimiento provincial: una apuesta al “violeta sin mezclas” que podría funcionar en redes, pero que en el interior se paga con boletas cortas y urnas vacías. Incluso desde adentro ya se admite que el purismo fue un boomerang, y que sin intendentes ni estructuras prestadas, el piso se convierte en sótano. Del otro lado, el peronismo K correntino eligió a Martín “Tincho” Ascúa, un dirigente con oficio de gestión local que podría consolidarse como jefe de la oposición, pero que no logró capitalizar la fractura ajena ni convertirla en ballotage. Quedó a más de 30 puntos: demasiado lejos para disputar, suficiente para ordenar la vereda opositora.
Estrategias y consecuencias: los Valdés no solo retienen la Gobernación, Gustavo se proyectaría al tablero nacional de Provincias Unidas con la narrativa de “federalismo con resultados” como llave para octubre. LLA tendría que revisar su libreto porque sin coaliciones provinciales el sello no alcanza. Y el kirchnerismo, si aspira a crecer fuera del AMBA, debería volver a reclutar anchos territoriales en lugar de insistir con lealtades de corto alcance.
Mientras tanto, en casa, Jujuy ya juega su propio partido. Provincias Unidas – Jujuy Crece Radical presentó su lista con María Inés Zigarán al frente y un elenco radical que buscaría blindar el voto oficialista bajo la Boleta Única de Papel. Pero el dato de la semana es otro: irrumpe un outsider competitivo. El Frente Primero Jujuy Avanza (Lista 501) oficializó a Pedro Pascuttini como candidato a diputado nacional. No es K ni mileísta, viene del barro productivo y del tablero sectorial: preside la Cámara del Tabaco de Jujuy, fue reelecto allí y en los últimos años tejió vínculos con Nación y provincias por el FET. Ese background podría traducirse en un discurso de orden, trabajo y exportaciones, tres palabras que hoy compran atención en el centro jujeño. Pascuttini se vende —y lo venden— como responsable, profesional y correcto frente a la política del grito. Su anclaje productivo podría atraer a independientes cansados del péndulo. Si ordena mensaje en torno a empleo, pymes e infraestructura, y evita la trampa de la interna eterna, podría convertirse en la tercera vía real de esta campaña local.
La grilla se completa con La Libertad Avanza, que lleva a René González como candidato y que buscaría sostener la ola nacional de Milei pese a la falta de estructura provincial; Unión por la Patria con Leila Chaher, representante del kirchnerismo que apuesta al núcleo duro aunque con techo bajo; la izquierda con Alejandro Vilca, que vuelve como candidato testimonial fuerte en el ramal y en sectores obreros, pero con escasa capacidad de ampliación; y dos listas libertarias menores que más que sumar terminarían dispersando lo poco que queda de la marca violeta.
Lo que se viene en potencial: los radicales intentarán provincializar la campaña, con recorridas territoriales y el contraste de gestión conocida frente a improvisación. Pascuttini y Primero Jujuy Avanza buscarían poner economía real sobre la mesa, producción, logística y crédito, con un discurso ajeno a la polarización. La Libertad Avanza dependerá de cuánto aguante la ola nacional sin fiscales ni estructura en los barrios. Leila Chaher se juega a fidelizar el voto K, aunque con la carga de un peronismo fracturado en la provincia. Vilca repetirá su prédica obrerista, con la dificultad de romper el techo histórico. Las listas libertarias menores se quedarán en el decorado, aportando más división que volumen.
La moraleja semanal: la política de laboratorio se estrella contra las provincias. Allá ganó el que cosió alianzas y habló correntino, acá ganará el que hable jujeño, prometa trabajo posible y muestre que no vive del grito ni del decreto. Todo lo demás —la épica, el estribillo, el tuit— podrá servir para el pogo, pero no para la urna.
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