noviembre 11, 2025

El Congreso de la Nación como golpe de Estado

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Quienes tienen memoria recuerdan que, tanto peronistas como radicales, aunque de manera particular estos últimos, se han caracterizado por golpear los cuarteles militares cuando las vicisitudes, a entender del partido opositor del momento, así lo ameritaban. Claro que, una vez consumados aquellos golpes a lo largo de la historia, los políticos se rasgaban las vestiduras erigiéndose en defensores de la República, para la tribuna claro está.

Así, en cada oportunidad en que se recuperó la democracia, volvió a suceder lo referido en el párrafo anterior. Se trató de un círculo vicioso premeditadamente aceitado por la política.

Así, es fácil deducir que, en rigor, hace tiempo venimos sujetos a un Partido Único. Porque tanto oficialistas como opositores siempre fueron funcionales entre sí. Hoy voy yo, mañana vas vos. Paradójicamente, el ciudadano de a pie tiene que ir de manera coercitiva a votar una y otra vez. Y lo hace pese a saber que después de cada nuevo gobierno queda más pobre aún.

A nadie escapa que la destrucción del Ejército argentino a través de las últimas décadas por parte de la política dejó de lado la hipótesis de un eventual golpe de Estado. Pero los diversos dirigentes elegidos en democracia, en lugar de honrar tal circunstancia y demostrar que pueden gobernar honestamente sin control externo alguno, no dejaron de dar rienda suelta a la fiesta y el despilfarro. Como consecuencia, de manera crónica, Argentina siempre volvió a fojas cero. Entretanto, los políticos se hicieron cada vez más ricos y los ciudadanos cada vez más pobres.

Pero hace pocos meses acaeció en nuestro país un milagro. Y no precisamente porque Francisco es un Papa argentino que, dicho sea de paso, tiene entre sus protegidos a Juan Grabois. El milagro es que la sociedad finalmente despertó, quizá debido a la esperanza contagiada por Messi y el mundial de Qatar.  Y ese despertar maravilloso devino en la elección de Javier Milei.  Presidente que, esta vez sí, es un verdadero outsider, sin precedentes, corajudo, y que va por el auténtico bronce. 

NUEVA MODALIDAD

Sin embargo, en nuestro país se está gestando una nueva modalidad de golpe de Estado. Esta vez perpetrado por la mismísima política, léase Congreso Nacional y gobernadores prebendarios, a través del instrumento del juicio político.

John Locke, filósofo y médico inglés, considerado como el padre del liberalismo clásico, justificó la revolución argumentando que la legitimidad política dependía del consentimiento de los gobernados. Además, abogaba por el derecho a la resistencia. En nuestro caso se trata de la resistencia contra la casta. Quizá el país ya se encuentre en esta encrucijada.