septiembre 10, 2025

Aumenta la tensión política por el avance del fuego en Corrientes

"Con Cabandié está terminada la conversación", expresó Valdés.

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La desesperante situación de los incendios al gobernador de esa provincia, Gustavo Vadés, y el ministro de Ambiente de la Nación, Juan Cabandié..

El gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, afirmó que el diálogo con Juan Cabandié «está terminado», luego de que el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible acusara a la provincia de demorar la utilización de los recursos enviados por Nación para hacer frente a los incendios que azotan esa provincia. Además, el funcionario se refirió a las millonarias pérdidas ocasionadas por el implacable fuego y el gran impacto sobre la flora y fauna autóctonas.­

«No voy a polemizar más, con Cabandié está terminada la conversación. Ayer hablé por primera vez con el presidente de la Nación y se puso a disposición. Se comprometió a tender líneas de ayuda a todos los productores. Ojalá se cumpla. Hoy tenemos el incendio, pero la economía la vamos a tener que reactivar de alguna manera», expresó Valdés en declaraciones periodísticas.

También rescató las figuras de Julián Domínguez y Eduardo `Wado’ de Pedro, a los que calificó de «hombres razonables».­

Cabandié había denunciado que el gobierno de Corrientes demoró casi dos semanas en responder al ofrecimiento de ayuda de su cartera para apagar los incendios forestales. El Ministro aseguró que la cartera de Ambiente puso a disposición su personal y elementos para apaciguar los focos ígneos durante el mes de enero, pero que la respuesta del gobierno de Valdés llegó muchos días después.­

Respecto del daño económico por el avance del fuego, Valdés indicó: «Creo que las pérdidas van a superar los 40.000 millones de pesos, según una primera estimación del Ministerio de Producción».­

El gobernador confirmó la llegada de bomberos provenientes de la ciudad fronteriza de Sao Borja, en Brasil, gracias a una gestión bilateral encabezada por funcionarios de ambos países.­

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BRIGADISTAS Y VECINOS­

En tanto, con gruesas prendas ignífugas y máscaras que los protegen de las llamas pero los hacen sufrir temperaturas de más de 35 grados, brigadistas de media docena de provincias luchaban ayer en extensas jornadas para contener los incendios forestales que ya arrasaron el 9 por ciento de la superficie de Corrientes.­

Este sábado a las 17 los focos ígneos y en su combate trabajan brigadistas, helicópteros y aviones hidrantes. Cubiertos con sus uniformes especiales de pies a cabeza, las unidades se reconocen entre sí por sus acentos y modismos, lo que hace que en la dinámica de trabajo de la fuerza conjunta que combate las llamas se escuchen indicaciones como «los cordobeses están combatiendo en tal finca» o «los mendocinos van en camino a aquel poblado».­

Con sorprendente tranquilidad, los brigadistas entran caminando en los campos en llamas armados con un «chicote» o herramientas con las que buscan controlar golpe a golpe y metro a metro focos de incendio que en muchos casos se miden en kilómetros.­

Por su parte, chacareros que cargan tanques de agua en la caja de sus camionetas, peones que remueven brasas con sus herramientas de trabajo y gauchos que se adentran en los pastizales con un balde de agua al hombro para intentar frenar el avance del fuego en el norte de Corrientes son algunas escenas que se repiten a la vera de las rutas 12 y 118 y en la mayoría de los poblados en torno al humedal de los Esteros del Iberá.­

También hay vecinas que cooperan para arriar ganado y protegerlo del fuego que con múltiples focos ya consumió 785.000 hectáreas, el 9% de la superficie de la provincia de Corrientes, declarada anteayer «zona de catástrofe ecológica y ambiental» por el gobernador.­

Los trabajadores rurales, pequeños productores y vecinos de las localidades afectadas por los incendios que llegaron al sur de Misiones, se organizan comunitariamente para combatir las llamas que amenazan pasturas, ganado y forestaciones.­

Se trata de un complemento a la acción central de brigadistas. A pesar del despliegue, la voracidad de las llamas y la velocidad con la que el viento multiplica nuevos focos ígneos hacen que cualquier esfuerzo parezca insuficiente, por lo que centenares de vecinos y trabajadores se organizaron en sus propias comunidades para tratar de proteger viviendas y producciones en las que invirtieron años de trabajo y todos sus recursos.­

Al sur del campamento de las fuerzas nacionales ubicado sobre la ruta 118, dos focos de incendios avivados por el viento avanzaban en sentido a la vivienda de una familia de pequeños productores agropecuarios que intentaban detener las llamas con baldazos de agua y aplastando las brasas a chicotazos, mientras dos mujeres arriaban el ganado hacia un lugar seguro.­

Cuando las llamas estaban a pocos metros de la casa llegó un grupo de vecinos que habían cargado en una camioneta un tanque de agua doméstico de 1.500 litros al que le habían conectado una manguera y con el que improvisaron una suerte de autobomba. La escena se completaba con varios vecinos que se internaban en los pastizales cargando baldes para intentar contener el avance de las llamas, mientras uno de ellos luchaba con una bomba y un generador para tratar de abastecerlos con el agua de un pozo lo más rápido posible.­