julio 7, 2025

Derrota, ruptura y crisis­

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La derrota electoral derivó en apenas 72 horas en una crisis política a gran escala. Una crisis que incluye la ruptura del oficialismo y se puede convertir en institucional, afectando la gobernabilidad.­

La que empujó al gobierno a ese tembladeral fue la vicepresidenta, Cristina Kirchner. Dio el primer paso mandando a renunciar a ministros y funcionarios que le obedecen. Como es la principal socia del Frente de Todos y el presidente un simple mascarón de proa el impacto encendió todas las alarmas.­

La pelea fue por el control del Poder Ejecutivo, más específicamente de la economía y la jefatura de gabinete. Cristina Kirchner quería los cambios ya, mientras Alberto Fernández intentaba ganar tiempo. Proponía esperar hasta después de las elecciones generales. Tenía su lógica; una derrota en noviembre obligaría a un segundo cambio de gabinete en apenas dos meses.­

Las violentas y públicas presiones sobre el presidente generaron horas de confusión, incertidumbre y versiones de toda índole. El gobierno está tan pobre de figuras de volumen político que usó como vocero a Aníbal Fernández. El ex funcionario, que tiene una imagen negativa astronómica y una credibilidad nula, aseguró que no había crisis.­

A pesar de esta negación, el oficialismo estaba dividido en dos facciones. Después de haber sido desafiado Alberto Fernández reaccionó y comenzó a funcionar un `operativo clamor’ de respaldo. Lo iniciaron sus ministros, lo continuaron los sindicalistas y lo siguieron los gobernadores. Hoy un poderoso grupo piquetero marchará en su apoyo a la Plaza de Mayo.­

El alzamiento contra CFK y la Cámpora aglutinó inesperadamente a varios sectores del peronismo. Con seguridad la vice imaginó la reacción que podía provocar su jugada. Planteó una pulseada y no sólo encontró una resistencia inesperada, sino que se topó con la posibilidad de perder.­

El origen de este descalabro fueron las PASO. La receta ganadora del peronismo en 2019 había tenido un ingrediente básico: la unidad. El domingo quedó en evidencia que ya no funciona, si la gestión es desastrosa como la de Alberto Fernández. La obediencia de los pobres más pobres del conurbano no es incondicional.­

Pero si la unidad ya no sirve, la ruptura tiene dos inconvenientes. En primer lugar obliga a descartar una remontada para noviembre. La segunda, que cualquier distribución o lucha por cargos obliga a replantear las relaciones de poder dentro del Frente de Todos.­

Hasta ahora Cristina Kirchner tenía la parte del león, porque se la consideraba la dueña de los votos del conurbano. Lo ocurrido el domingo demostró que ya no lo es o no lo es bajo cualquier circunstancia.­

Otro miembro de la colación, Sergio Massa, también salió muy golpeado. Perdió hasta en Tigre. ¿Cuántos votos reales le quedan hoy al presidente de la Cámara de Diputados?­

Como se ve los principales actores del oficialismo deben adaptarse a un escenario nuevo en el que la resiliencia del desacreditado presidente Fernández puede tener consecuencias inesperadas.­