
Los expertos visualizan un futuro laboral híbrido en todas las industrias a partir del uso de la IA.
La tecnología no reemplazará a los humanos en todos los casos. Algunas habilidades serán muy requeridas, pero hará falta más capacitación. Los casos en logística y finanzas.
La revolución tecnológica que protagoniza la inteligencia artificial (IA) dejó de ser una tendencia para convertirse en un cambio estructural que atraviesa todos los sectores productivos. Lo que hasta hace pocos años se analizaba como una tendencia incipiente hoy es un proceso irreversible que está modificando la forma de producir, de tomar decisiones y, sobre todo, de trabajar.
En Argentina, este fenómeno avanza a distintas velocidades según la madurez digital de cada sector, pero el impacto es transversal. La adopción de herramientas basadas en IA obliga a repensar estrategias de negocio, reorganizar áreas y formar equipos capaces de convivir con sistemas inteligentes que, según como sean utilizados, pueden convertirse en aliados del crecimiento.
El informe “Mercado Laboral 2025” elaborado por Adecco Argentina es contundente en su diagnóstico: la inteligencia artificial ya forma parte del tejido productivo. Según el relevamiento, el 10,6% de las empresas del país implementa soluciones de IA en varios procesos y otro 35,6% lo hace de manera puntual, mientras que un 24,2% se encuentra en etapa de evaluación. Es decir, más del 70% del sector empresario local ya convive, en distintos grados, con esta nueva forma de automatización de los procesos.
La irrupción de la IA, sin embargo, también expone una paradoja que desafía tanto a empresas como a trabajadores: mientras surgen nuevas profesiones ligadas a la tecnología y la innovación, persiste un déficit de habilidades básicas.
La escasez de pensamiento crítico, comunicación efectiva y liderazgo convive con la creciente necesidad de dominar algoritmos, interpretar datos y comprender el funcionamiento de sistemas digitales, destacan los expertos.
“La inteligencia artificial llegó para quedarse. Pero para que su impacto sea positivo y equitativo, necesitamos formar a todos los colaboradores, no sólo a los perfiles técnicos. La capacitación continua es el puente entre la innovación y la inclusión laboral”, explica Julián Blausztein, HRBP Manager Culture & Development de Adecco Argentina.
Nuevos perfiles y viejas habilidades
El estudio de Adecco identifica cuáles serán los perfiles más buscados en los próximos cinco años, con una clara orientación hacia la tecnología y la gestión de la información. En el primer lugar aparecen los especialistas en inteligencia artificial y machine learning (71,9%), seguidos por analistas de datos y big data (55,4%) y expertos en ciberseguridad (35,6%).
Pero la transformación laboral no se limita a los roles técnicos. Surgen con fuerza posiciones vinculadas a la sostenibilidad, el bienestar laboral, la gestión del cambio y el marketing digital.
En otras palabras, el mercado no sólo demandará programadores y científicos de datos, sino también profesionales capaces de traducir la tecnología en estrategias de negocio, comunicación y cultura organizacional.
Según datos de LinkedIn y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) recogidos por Adecco, las ocupaciones emergentes en la Argentina incluyen desarrolladores de software, especialistas en redes sociales, diseñadores creativos y perfiles jurídico-administrativos con foco tecnológico.
La tendencia muestra que la empleabilidad ya no dependerá de una profesión única, sino de la capacidad de migrar entre industrias mediante la transferencia de habilidades.
La vieja idea de la “profesión para toda la vida” pierde sentido frente a un mercado que se redefine a cada paso. Lo que hoy se valora no es sólo el conocimiento técnico, sino la capacidad de aprender, desaprender y volver a aprender. La empleabilidad, concluye Adecco, se mide en términos de adaptabilidad.
La educación como inversión estratégica
Si la automatización promete más productividad, la educación aparece como la única herramienta capaz de garantizar inclusión. Las empresas comienzan a entender que la capacitación de sus equipos no es un gasto, sino una inversión estratégica.
El relevamiento de Adecco muestra que las capacitaciones más demandadas son los fundamentos básicos de IA para todos los colaboradores (72,8%), seguidos por las aplicaciones prácticas en negocios (58,5%). Un 27,9% de las compañías prioriza el eje ética y privacidad de datos, mientras que un 26% impulsa cursos técnicos avanzados para los equipos de desarrollo.
Del otro lado, el 61,7% de los empleados considera que la formación continua es determinante para permanecer en la empresa. En ese sentido, la capacitación deja de ser un beneficio accesorio y se convierte en una condición necesaria tanto para la competitividad corporativa como para la retención del talento.
El trabajo de Adecco concluye que el proceso de transformación laboral es tanto tecnológico como cultural. Dice que no basta con incorporar software o automatizar procesos, ya que el verdadero desafío es acompañar ese cambio con una nueva mentalidad organizacional y con políticas de reconversión laboral sostenibles.
La revolución logística: hombres, máquinas y datos
Uno de los sectores donde este cambio se está registrando a mayor velocidad es el logístico. La compañía Celsur elaboró un informe en el que analiza cómo la llamada Logística 4.0 está modificando los modelos operativos.
El concepto combina automatización, inteligencia artificial, big data y sistemas interconectados para hacer más eficientes los procesos de transporte, almacenamiento y distribución.
Robots que cargan y descargan mercadería, sensores que anticipan la demanda y algoritmos que optimizan rutas en tiempo real son parte de un presente que, hace poco, parecía ciencia ficción.
Pero la clave no está sólo en la tecnología, sino en la reconfiguración del trabajo humano. Las tareas más repetitivas tienden a automatizarse, mientras que cobran mayor valor las capacidades vinculadas al pensamiento estratégico, la resolución de problemas complejos y la gestión de equipos.
“Hoy las empresas buscan profesionales que no sólo sepan operar sistemas digitales, sino que puedan interpretar datos, tomar decisiones rápidas y liderar equipos en entornos cada vez más dinámicos”, sostiene Natalia Romero, directora de Recursos Humanos de Celsur.
En la logística moderna, el talento humano no compite con las máquinas: colabora con ellas. Un operario que antes movía cajas ahora gestiona flotas de robots. Un analista que controlaba inventarios manualmente interpreta dashboards y algoritmos predictivos. Esta convivencia redefine los roles y crea nuevas categorías laborales, destaca el informe.
El desafío, tanto para empresas como para trabajadores, es doble. Por un lado, invertir en formación técnica y digital; por el otro, fomentar una cultura de reconversión que permita absorber a quienes hoy están en riesgo de desplazamiento. Quienes logren adaptarse a esta transición no sólo conservarán su lugar en la cadena de valor, sino que se volverán indispensables para impulsar la innovación, asegura.
La compañía destaca que su experiencia demuestra que la automatización no implica necesariamente destrucción de empleo, sino recomposición del trabajo. El valor agregado ya no proviene del esfuerzo físico, sino del conocimiento aplicado a la gestión de sistemas inteligentes.
El nuevo trabajador en la revolución digital
El impacto de la inteligencia artificial también se puede analizar en el mundo financiero, donde las tareas administrativas y de atención al cliente se ven profundamente transformadas.
La startup Mozart AI, fundada por el emprendedor uruguayo Christian Valdomir, desarrolla sistemas que automatizan procesos de cobranza, soporte y ventas a través de agentes virtuales inteligentes que pueden mantener conversaciones telefónicas realistas con sus usuarios.
“Lo que buscamos nosotros es emular el trabajo humano, pero no reemplazarlo. Sacarle esa tarea tediosa que tienen las personas para cobrar, vender o atender a los clientes, y liberar a esas personas para tareas más creativas y más humanas”, explica Valdomir.
Mozart empezó como una herramienta para optimizar call centers y evolucionó hacia un modelo que el propio fundador define como la digitalización del trabajo. La empresa pasó de vender herramientas de software a ofrecer resultados tangibles, medibles en productividad y eficiencia.
“Nos dimos cuenta de que estamos generando el trabajador virtual del futuro. Es una revolución comparable con la industrial: antes las máquinas sustituían el músculo; ahora la IA sustituye el cerebro humano en tareas repetitivas, para potenciarlo en las creativas”, agrega el CEO.
Cada uno de los agentes de IA desarrollados por Mozart realiza tareas equivalentes a las de cinco personas, lo que reduce costos y mejora la velocidad operativa. Pero el objetivo, asegura Valdomir, no es desplazar puestos de trabajo, sino crear un esquema híbrido en el que humanos y sistemas inteligentes colaboren.
“Mucha gente teme que la IA venga a reemplazar su trabajo, pero lo que hacemos en Mozart es potenciar las operaciones existentes para que las personas puedan enfocarse en tareas más estratégicas. El futuro del trabajo será necesariamente mixto”, concluye Valdomir.
Más historias
Expectativa por el anuncio de un acuerdo comercial con Estados Unidos
La inflación de septiembre fue del 2,1%
Este sábado se realizará «Expo Jujuy Emprende» con más de 250 emprendedores en Ciudad Cultural