septiembre 8, 2025

El triunfo de Kicillof marca un límite al ajuste. ¿Seguirá Jujuy el mismo camino castigando a Milei y a los que votaron la Ley Bases

Compartir en:

En Jujuy: Dos peronismos, una urna

En Buenos Aires la elección dejó un mensaje que ni el mejor consultor podría disfrazar: perdió Milei, perdió el gobierno nacional, perdió el ajuste sin anestesia. El presidente eligió plebiscitar su modelo de crueldad y la gente le contestó con un voto que es límite, freno y castigo a la improvisación.

Los diarios lo resumen en datos concretos: Axel Kicillof rozó el 47 % de los votos, mientras el candidato libertario apenas llegó al 34 %, con más del 80 % de mesas escrutadas. El contraste fue brutal: Milei cerró su campaña con apenas tres mil personas, menos de la mitad de lo esperado; en cambio, Kicillof recorrió barrios productores, se mostró en la marcha por el Día de la Industria y lo denunció por desfinanciar fábricas con un “dólar artificialmente barato”, esa moneda de especulación financiera. ¿Resultado? La soberbia se pinchó como globo de cumpleaños.

Y eso luego de que ya había zafado su interna con La Cámpora. Cristina —desde su espacio orgánico— impulsaba la elección unificada; Kicillof, por su parte, avanzó con el desdoblamiento a pesar de las resistencias, hablando con “claridad al pueblo” como gobernador de “los 17 millones de bonaerenses”. Además, la interna se puso aún más en evidencia cuando Máximo Kirchner criticó a Kicillof en plena campaña, acusándolo de favorecer a La Plata por sobre Quilmes —donde gobierna Mayra Mendoza, de La Cámpora— y reclamándole obras para ese municipio.

No hace falta demasiada ciencia para entender por qué: jubilados con haberes congelados, provincias sin transferencias, obras públicas paralizadas, salud y educación recortadas. Los albañiles lo saben: el ajuste no es teoría, es desempleo. Los abuelos lo sienten: no son la casta, son los que construyeron el país y hoy están olvidados.

Ahora la pregunta que queda flotando es: ¿qué pasará en Jujuy? En varias provincias los oficialismos locales lograron ganar defendiendo su identidadcomo ocurrió en Corrientes, Misiones o Tucumán—, pero sin dejar de pagar costos por haberle dado la mano a Milei en el Congreso. Aquí el oficialismo jujeño no puede hacerse el distraído: votó con entusiasmo la Ley Bases, aplaudió el ajuste y se alineó al gobierno nacional. ¿Tendrá la misma suerte que los que conservaron poder en sus provincias, o terminará pagando la factura como parte del experimento libertario?

El peronismo jujeño va a esta elección con dos listas bien distintas.
Por un lado, Pedro Pascuttini, dirigente de larga trayectoria en la vida institucional provincial, que supo tejer la unidad entre intendentes, diputados provinciales, concejales y, lo más importante, entre la mayoría de los afiliados que se sienten desplazados del sello oficial. No llega con un libreto importado, sino con la propuesta de recuperar la esencia del peronismo jujeño, darle autonomía a la política local y poner en el centro a quienes realmente habitan la provincia. En sus actos lo sintetiza en una frase sencilla: “Aquí no hay divisiones, hay una sola causa: trabajar por el futuro de Jujuy”.

Del otro lado está Leila Chaher, que representa al Frente Patria, armado desde Buenos Aires, donde el sello del Partido Justicialista quedó bajo la órbita de La Cámpora. Algunos lo llaman secuestro del PJ, otros apropiación, lo cierto es que el control se centralizó y dejó de lado a la mayoría de los afiliados locales. Lo que queda claro es que no se vota lo mismo: una cosa es el peronismo jujeño que busca recuperar protagonismo, otra muy distinta es un proyecto subordinado al centralismo porteño.

Y como tercer actor, siempre presente, está Alejandro Vilca, candidato testimonial de la izquierda, que se anota en cada elección más para la estadística que para la disputa real. Una boleta más en la urna, sin chances concretas de construir mayoría.

Si en Buenos Aires el voto castigó el ajuste y rescató al peronismo como herramienta de defensa social, en Jujuy la disyuntiva es igual de nítida. O se vota a quienes acompañaron la motosierra de Milei, o se apuesta a un peronismo con identidad local. Que la gente no se confunda: no todos los sellos dicen lo mismo, y esta vez lo que se juega es si Jujuy tiene voz propia o si seguirá obedeciendo lo que se decide en Buenos Aires.