Gimnasia y Esgrima empató sin goles ante Defensores de Belgrano en el «23 de Agosto» por la primera fecha de la Primera Nacional. El equipo cambió el entusiasmo del público por murmullos.
No fue una buena tarde para los dirigidos por Matías Módolo que arrancaron con expectativas altas y culminaron el encuentro con nerviosismo y mucha confusión generalizada. De hecho, su posicionamiento alto y ahogo al rival solo duró un cuarto de hora.
Pero Defensores se acomodó en el mediocampo, duplicó a sus jugadores en aquella zona neurálgica y logró equilibrar el trámite. No contó con situaciones de gol pero si pudo adelantar sus líneas y dictar condiciones.
A lo largo del partido, un par de remates de media distancia de Camargo, un remate débil de Perales y un cabezazo de Juárez fueron las grandes oportunidades que hubo en el partido. Las mismas no obedecieron a un funcionamiento trabajado sino a un chispazo individual.
Es curioso que ante los primeros murmullos (alrededor de los 75′) el «Lobo» entró en pánico total errando pases sencillos y sin presión y no apurando la jugada cuando el reloj aceleraba su curso.
Se destacan los minutos del «Pajarito» Juárez que tuvo y generó ocasiones de gol. Además de darle frescura a los pocos ataques del final del partido acompañando a unos Quintana y Perales agotados por ir siempre al roce con De Tomasso y Massaccesi.
Nadie niega que los primeros partidos de la temporada no tienen mucho vuelo futbolístico y no se esperaba ver un equipo totalmente aceitado pero sin dudas se esperaba ver un Gimnasia mucho más voraz por la victoria y no uno que se mareó ante el primer reproche del hincha.
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