Avellaneda no aparece en el GPS de los refuerzos. Eduardo Domínguez espera y desespera, pero mientras tanto saca resultados. Metió un pleno en la fecha pasada de la Liga (venció a Estudiantes) yeste jueves volvió a celebrar.
Es que por la Copa Argentina derrotó a Atlético Tucumán por 1-0, con un golazo de Juanito Cazares. Así el Rojo, que ya está en octavos de final, en donde se cruzará con Vélez, le hace frente a la adversidad.
Los planes trazados suelen ser dependientes de las diferentes situaciones que pueden darse en un partido. A veces los duendes juegan a favor, en otras van en contra. Independiente se vio tocado por la varita gracias a una infantil expulsión de Nicolás Thaller, quien a los 12 minutos del complemento dejó a Atlético Tucumán en inferioridad numérica.
Allí recién Eduardo Domínguez se animó a romper la sorprendente línea de cinco que armó. Juanito Cazares, primero, y el Chila Márquez, luego, ingresaron para darle más movilidad a un equipo que estaba demasiado parado, irresoluto y sin una idea clara.
El Decano debió tirarse atrás, armó dos líneas de cuatro y aguantar. Mientras al Rojo no se le caía una idea para romper las defensas rivales, el equipo de Pusineri tuvo la más clara en los pies de Ruiz Rodríguez, quien perdió en dos ocasiones en la misma jugada un mano a mano con Sosa.
Había dejado pasar la gran chance, porque enseguida Juan Cazares tomó un rebote afuera del área, encendió la mecha y venció el arco de Lampe. ¿Merecido? Seguramente, no. Pero en el fútbol la eficacia se premia con una victoria o en este caso, también con el pasaje de fase. El Rojo se metió en octavos de final y no hay pobreza que lo pueda detener.
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